jueves, 1 de diciembre de 2016

Mijail Bajtín, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento

“(…) Como hemos dicho, la risa popular y sus formas constituyen el campo menos estudiado de la creación popular. La concepción estrecha del carácter popular y del folklore nacida en la época pre-romántica y rematada esencialmente por Herder y los románticos, excluye casi por completo la cultura específica de la plaza pública y también el humor popular en toda la riqueza de sus manifestaciones. Ni siquiera posteriormente los especialista del folklore y la historia de la literaria han considerado el humor del pueblo en la plaza pública como un objeto digno de estudio desde el punto de vista cultural, histórico, folklórico o literario. Entre las numerosas investigaciones científicas consagradas a los ritos, los mitos y las obras populares, líricas y épicas, la risa no ocupa sino un lugar modesto. Incluso en esas condiciones, la naturaleza específica de la risa popular aparece totalmente deformada porque se le aplican ideas y nociones que le son ajenas pues pertenecen verdaderamente al dominio de la cultura y la estética burguesa contemporáneas. Esto nos permite afirmar, sin exageración, que la profunda originalidad de la antigua cultura cómica popular no nos ha sido revelada.

Sin embargo, su amplitud e importancia eran considerables en la Edad Media y en el Renacimiento. El mundo infinito de las formas y manifestaciones de la risa se oponía a la cultura oficial, al tono serio, religioso y feudal de la época. Dentro de su diversidad, estas formas y manifestaciones -las fiestas públicas carnavalescas, los ritos y cultos cómicos, los bufones y “bobos”, gigantes, enanos y monstruos, payasos de diversos estilos y categorías, la literatura paródica, vasta y multiforme, etcétera-, poseen una unidad de estilo y constituyen partes y zonas únicas e indivisibles de la cultura cómica popular, principalmente de la cultura carnavalesca. (…)”

La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais (Madrid, Alianza, 1990), la obra clásica del crítico Mijail Bajtín (Rusia, 1895-1975), puede consultarse aquí.

El célebre ensayo "El problema de los géneros discursivos" (1952-1953) también está completo aquí; y aquí la totalidad de los escritos compilados en su Estética de la creación verbal


Robert Darnton y la gran matanza de gatos

El historiador de la cultura Robert Darnton (Estados Unidos, 1939) es especialista en el siglo XVIII en Francia. Producto de esas investigaciones dio a conocer en 1984 su libro más conocido que la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica distribuyó en su traducción castellana tres años más tarde: La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa.

Aquí puede leerse el ensayo que da título al volumen, “La rebelión de los obreros: la gran matanza de gatos en la calle Saint-Séverin”, el cual ofrece algunas conclusiones muy particulares y significativas acerca de la “burla de clase”, la parodia y el humor popular.


El queso y los gusanos, de Carlo Ginzburg

“La escasez de testimonios sobre los comportamientos y actitudes de las clases subalternas del pasado es fundamentalmente el primer obstáculo, aunque no el único, con que tropiezan las investigaciones históricas. No obstante, es una regla con excepciones. Este libro narra la historia de un molinero friulano -Domenico Scandella, conocido por Menocchio- muerto en la hoguera por orden del Santo Oficio tras una vida transcurrida en el más completo anonimato. Los expedientes de los dos procesos en que se vio encartado a quince años de distancia nos facilitan una elocuente panorámica de sus ideas y sentimientos, de sus fantasías y aspiraciones. Otros documentos nos aportan información sobre sus actividades económicas y la vida de sus hijos. Incluso disponemos de páginas autógrafas y de una lista parcial de sus lecturas (sabía, en efecto, leer y escribir). Cierto que nos gustaría saber otras muchas cosas sobre Menocchio, pero con los datos disponibles ya podemos reconstruir un fragmento de lo que se ha dado en llamar «cultura de las clases subalternas» o «cultura popular»”, dice la introducción para marcar la dirección del ensayo y, a la vez, convidar seductoramente con su lectura.

El volumen en cuestión se llama El queso y los gusanos. El cosmos de un molinero del siglo XVI, obra ya clásica del italiano Carlo Ginzburg (1937, uno de los pioneros de la llamada “micro-historia”), cuya edición original es de 1976. Puede leerse completo aquí.


John B. Thompson, Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de comunicación

John Brookshire Thompson es un sociólogo británico, profesor en la Universidad de  Cambridge. Sus investigaciones comenzaron a tener reconocimiento con la aparición del ensayo Ideology and Modern Culture, en 1991.

En 1995 publicó The Media and Modernity: A Social Theory of the Media, cuya version en castellano puede leerse completo aquí.


miércoles, 26 de octubre de 2016

El Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje de Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov

Publicado originalmente en francés en 1972, el Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje constituye una obra ya clásica para la consulta introductoria a los conceptos básicos del área de la lingüística y la semiología. Obra conjunta de dos notables especialistas, Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov, en 1974 la editorial Siglo XXI distribuyó la primera edición de su traducción al castellano.


Lenguaje debe ser entendido esencialmente en el sentido de lengua natural: en consecuencia es necesario instalarse en el terreno de lo verbal. Ciencia, a su vez, indica que no se trata sólo de lingüística sino también de conceptos fundadores (como el de signo) y, simétricamente, de las producciones de la lengua, lo que explica el lugar acordado a la poética.

El libro no está organizado según una lista de palabras sino mediante una división conceptual del campo estudiado. Desde esta perspectiva fueron incorporados cincuenta y siete artículos, cada uno de los cuales, dedicado a un tema claramente delimitado, constituye un todo y puede ser objeto de una lectura autónoma. En el interior de dichos artículos se ofrecen alrededor de ochocientas definiciones fácilmente ubicabIes gracias al índice final y al índice de autores.

A su vez está dividido en cuatro grandes secciones: las escuelas, desde el siglo XVII hasta Chomsky; los dominios, incluyendo la psico y sociolingüística; los conceptos metodológicos, desde el más fundamental -el signo- hasta el más derivado: el de los géneros literarios; los conceptos descriptivos, desde el más simple -las unidades no significativas- hasta los más complejos acerca del lenguaje y la acción. Este diccionario enciclopédico, por lo tanto, es pasible de una doble lectura: una lectura continua y una búsqueda alfabética.”

Puede consultarse completo aquí.


domingo, 23 de octubre de 2016

Pierre Bourdieu sobre la televisión

En el marco de un ciclo organizado por el Collége de France el sociólogo Pierre Bourdieu (Francia, 1932-2002) brindó dos conferencias que fueran emitidas radiofónicamente por París Premiére en mayo de 1996. Llevaban por  título “Sobre la televisión” y “El campo periodístico y la televisión”.

Su versión  corregida llegó finalmente al papel impreso con el agregado de algún apéndice; su edición castellana, producto de la traducción de Thomas Kauf, fue distribuida por la editorial Anagrama (Barcelona, 1997) bajo el nombre general de Sobre la televisión.

Puede consultarse de manera completa aquí.


miércoles, 19 de octubre de 2016

La aventura semiológica de Roland Barthes

L 'aventure sémiologique es una obra de Roland Barthes publicada en francés por Éditions du Seuil (París, 1985) y traducida al castellano por Ramón Alcalde para la editorial Paidós (Barcelona, 1993). Se trata de una compilación de textos distribuida cinco años después de la muerte de su autor, y en la cual se recogen algunos de sus ensayos más citados y reconocidos, como los famosos Elementos de semiología. El sumario de La aventura semiológica indica su contenido:

Nota de la edición francesa
La aventura semiológica

l. ELEMENTOS

Elementos de semiología
La retórica antigua. Prontuario
Introducción al análisis estructural de los relatos
La concatenación de las acciones

2. DOMINIOS

Saussure, el signo, la democracia
La cocina del sentido
Sociología y socio-lógica. A propósito de dos obras recientes de Claude Lévi-Strauss
·El mensaje publicitario
Semántica del objeto
Semiología y urbanismo
Semiología y medicina

3. ANALISIS

El análisis estructural del relato. A propósito de Hechos, 10-11
La lucha con el ángel: análisis textual del Génesis 32. 23-33
Análisis textual de un cuento de Edgar Poe

Puede leerse de manera completa aquí.


domingo, 16 de octubre de 2016

Qué es el análisis crítico del discurso según Teun A. van Dijk

“El análisis crítico del discurso (ACD) es un tipo de investigación analítica sobre el discurso que estudia primariamente el modo en que el abuso del poder social, el dominio y la desigualdad son practicados, reproducidos, y ocasionalmente combatidos, por los textos y el habla en el contexto social y político. El análisis crítico del discurso, con tan peculiar investigación, toma explícitamente partido, y espera contribuir de manera efectiva a la resistencia contra la desigualdad social.

Ciertos principios del análisis crítico del discurso pueden rastrearse ya en la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Su orientación característica hacia el lenguaje y el discurso se inició con la «lingüística crítica» nacida (principalmente en el Reino Unido y Australia) hacia finales de los años setenta. (…)

Crucial para los analistas críticos del discurso es la conciencia explícita de su papel en la sociedad. Prolongando una tradición que rechaza la posibilidad de una ciencia «libre de valores», aquéllos argumentan que la ciencia, y especialmente el discurso académico, son inherentemente partes de la estructura social, por la que están influidos, y que se producen en la interacción social. En lugar de denegar o de ignorar las relaciones entre el trabajo académico y la sociedad, los analistas críticos proponen que tales relaciones sean estudiadas y tomadas en consideración, y que las prácticas académicas se basen en dichas observaciones. La elaboración de teoría, la descripción y la explicación, también en el análisis del discurso, están «situadas» sociopolíticamente, tanto si nos gusta como si no. La reflexión sobre su papel en la sociedad y en la vida política se convierte así en constituyente esencial de la empresa analítica del discurso. (…)

A pesar de tan elevados propósitos, el ACD sólo puede realizar sus objetivos si es, ante todo, (buen) análisis del discurso. En las disciplinas más avanzadas, y especialmente en los paradigmas más abstractos y formales, con frecuencia se descalifica y se marginaliza a la investigación crítica tachándola de «política», y por tanto de «acientífica». El ACD rechaza tal evaluación: subraya primero que toda investigación es «política» en sentido lato, incluso si no toma partido en asuntos y problemas sociales; se esfuerza después, como lo hacen otros grupos marginales, por ser mejor que el análisis «ordinario» del discurso. Sus prácticas sociales y políticas no deberían contribuir solamente al cambio social en general, sino también a avances teóricos y analíticos dentro de su propio campo.”

El artículo completo de Teun van Dijk (Holanda, 1943), “El análisis crítico del discurso” (en Anthropos, 186, Barcelona, septiembre-octubre de 1999, pp. 23-36) puede leerse aquí.

Aquí puede consultarse la página del autor, llamada Discurso en sociedad.

Entre los libros más interesantes sobre análisis de medios publicados por este autor se encuentra La noticia como discurso. Comprensión, estructura y producción de la información (Barcelona, Paidós, 1990) que puede leerse de manera completa aquí.


Semiología y gramatología: Jacques Derrida por Julia Kristeva

La teórica de la literatura y el feminismo, psicoanalista y escritora francesa, autora de Semiotiké, nacida en Bulgaria en 1941, Julia Kristeva, realizó la entrevista al filósofo galo Jacques Derrida (El-Biar, Argelia francesa, 1930-París, 2004) que se reproduce a continuación. Fue publicada en Information sur les Sciences Sociales, VII, 3, París, UNESCO, junio de 1968, y recogida luego en el libro de Derrida llamado Positions (París, Les Editions de Minuit, 1972). La traducción al castellano pertenece a Freddy Téllez.

Julia Kristeva: -La semiología se construye actualmente sobre el modelo del signo y de sus correlatos: la comunicación y la estructura. ¿Cuáles son los límites "logocéntricos" y "etnocéntricos" de esos modelos, y cómo no pueden servir de base a una notación que quisiera escapar de la metafísica?

Jacques Derrida: -Todos los gestos son aquí necesariamente equívocos. Y suponiendo, lo que no creo, que se pueda un día escapar simplemente de la metafísica, el concepto de signo habrá sido, en ese sentido, un freno y un regreso a la vez. Pues si por su raíz y sus implicaciones es de parte en parte metafísico, sistemáticamente solidario de las ideologías estoicas y medievales, el trabajo y el desplazamiento a los cuales ha sido sometido -y del cual ha sido curiosamente un instrumento- ha tenido efectos de-limitantes: ellos han permitido criticar la pertenencia metafísica del concepto, de marcar y distender los límites del sistema en el cual el concepto de signo ha nacido y ha comenzado a servir, y de arrancarlo hasta cierto punto, de su propio terreno. Ese trabajo hay que llevarlo lo más lejos posible, pero no se puede evitar el reencuentro, en un cierto momento, de "los límites logocéntricos y etnocéntrícos" de dicho modelo. Es quizás en ese momento que habría que abandonar el concepto de signo. Pero ese momento no se 10 puede determinar fácilmente, no se encuentra en estado puro. Es necesario que todas las fuentes eurísticas y críticas del concepto se hayan agotado, yeso para todos sus dominios y contextos. Ahora bien, es inevitable que las desigualdades de desarrollo (no puede dejar de haberlas) y la necesidad de ciertos contextos continúen haciendo estratégicamente indispensable el recurso a un modelo, del cual se sabe, por 10 demás, que funcionaría como un obstáculo en el punto más inédito de la investigación.

(…)  se podría mostrar que la semiología de tipo saussureano ha desempeñado una doble función. Por un lado, un papel crítico absolutamente decisivo (…) Sin embargo, Saussure no ha podido dejar de confirmar esa misma tradición, en la medida en que continúa utilizando el concepto de signo. De este concepto, como de cualquier otro, no se puede hacer uso de un modo ni absolutamente nuevo ni absolutamente convencional: se está obligado a asumir, de manera no crítica, por lo menos una parte de las implicaciones inscritas en su sistema. En Saussure se encuentra al menos un momento en donde él debe renunciar a extraer todas las consecuencias del trabajo critico que realiza. (…)

El texto completo se puede leer aquí.


sábado, 15 de octubre de 2016

El desafío de Galileo Galilei y la perspectiva biolingüística. Entrevista a Noam Chomsky

En la búsqueda científica hacia la comprensión del ser humano, el lenguaje resulta crucial, y lo es por tanto para desvelar los misterios de la naturaleza humana. En la siguiente entrevista a Noam Chomsky, el académico que por sí solo revolucionó la lingüística moderna, se trata la evolución del lenguaje y se expone una perspectiva biolingüística (la idea de que el lenguaje humano representa el estadio del algún componente de la mente). Este es un planteamiento que todavía desconcierta a muchos no expertos, muchos de los cuales han intentado refutar la teoría sobre el lenguaje desarrollada por Chomsky sin comprenderla realmente.

El periodista y escritor reaccionario Tom Wolfe ha sido el último en hacerlo con la publicación de su nuevo y ridículo libro The Kingdom of Speech (El reino del habla), en el que intenta desmontar las teorías de Charles Darwin y Noam Chomsky con comentarios sarcásticos e ignorantes, atacando sus personalidades y expresando un profundo odio a la izquierda. De hecho, este libro tan publicitado no solo demuestra una ignorancia tremenda sobre la evolución en general y el campo de la lingüística en particular, sino que también pretende dar una imagen maléfica de Noam Chomsky (por motivo de sus constantes e implacables denuncias sobre los crímenes de los Estados Unidos en el ejercicio de su política exterior y otros desafíos al statu quo).

La entrevista la realizó C. J. Polychroniou, un politólogo y economista que ha enseñado y trabajado en universidades y centros de estudio de Europa y los EE. UU. Aquí se toma la traducción al castellano publicada en http://www.sinpermiso.info/

C. J. Polychroniou: -Noam, en un libro publicado recientemente junto con Robert C. Berwick [¿Por qué solo nosotros?: evolución y lenguaje, Barcelona, Kairós, 2016], abordas la cuestión de la evolución del lenguaje desde una perspectiva que sitúa a la misma en tanto que parte del mundo biológico. Ese fue también el tema de tu discurso en la conferencia internacional de Física celebrada este mes en Italia, y parece que la comunidad científica muestra un mayor reconocimiento y una comprensión más sutil de tu teoría sobre la adquisición del lenguaje que la mayor parte de los investigadores sociales, los cuales parecen tener importantes reservas en relación a la biología y la idea de la naturaleza humana en general. En realidad, ¿no es cierto que la cuestión de la habilidad específica del ser humano para adquirir cualquier idioma ha sido un asunto de especial interés para la comunidad científica moderna desde los tiempos de Galileo?

Noam Chomsky: -Sí que es cierto. Al término de la revolución científica moderna, Galileo y los científicos y filósofos del monasterio de Port-Royal plantearon un desafío para aquellos que se hacen preguntas sobre la naturaleza del lenguaje humano; un desafío que tan solo había sido reconocido hasta que se retomó a mediados del siglo XX para convertirse en la principal preocupación de buena parte del estudio sobre el lenguaje. Para resumir, me referiré a él como el Desafío de Galileo. A estos grandes padres de la ciencia moderna les asombraba que el lenguaje permitiese al ser humano (cito textualmente) construir “con 25 o 30 sonidos, una variedad infinita de expresiones que, a pesar de que no se parezcan en absoluto a lo que pasa por nuestro pensamiento, consiguen desvelar todos los secretos de nuestras mentes y hace inteligible para los demás lo que imaginamos y todos los diversos movimientos de nuestra alma”.

Podemos ver ya que el Desafío de Galileo requiere ciertas reservas, pero es algo muy real y debería, en mi opinión, ser reconocido como uno de las perspectivas más profundas en la rica historia de la investigación científica sobre el lenguaje y la mente de los últimos 2.500 años.

Pero el Desafío no se había abandonado totalmente. Para Descartes, en torno a la misma época, la capacidad humana para usar el lenguaje de manera ilimitada y apropiada constituía el fundamento primario de su postulado que concibe la mente como un principio creativo. Años más tarde, se da cierto reconocimiento del lenguaje como actividad creativa que implica “un uso infinito de unos medios finitos”, según lo formuló Wilhelm von Humboldt, y proporciona “señales audibles para el pensamiento”, en las palabras del lingüista William Dwight Whitney, hace un siglo. También ha habido cierta conciencia sobre el carácter único y propio de esta capacidad humana (la característica más sorprendente de este curioso organismo y la base de sus notables hazañas). Pero, al respecto, poco era lo que se decía.

-Pero, ¿por qué motivo no es hasta bien entrado el siglo XX que se retoma la perspectiva del lenguaje como una capacidad propia de la especie humana?

-Hay una buena razón por la que este planteamiento se debilita hasta mediados del siglo XX: no había las herramientas intelectuales que permitiesen formular el problema de manera suficientemente clara como para abordarlo con seriedad. Esta situación cambia con el trabajo de Alan Turing y otros grandes matemáticos que establecieron la teoría general de la computabilidad sobre una base sólida, mostrando cómo un objeto finito como el cerebro puede generar una variedad infinita de expresiones. Después, se hizo posible, por primera vez, tratar al menos parte del Desafío de Galileo de manera directa (a pesar de que, desgraciadamente, toda la historia anterior, como los avances de Galileo y Descartes en el campo de la filosofía del lenguaje o la Gramática de Port-Royal de Antoine Arnauld y Claude Lancelot, les era desconocida).

Con estas herramientas intelectuales al alcance, se hace posible formular lo que podríamos llamar la Propiedad básica del ser humano: la facultad del lenguaje proporciona medios para construir una variedad infinita de expresiones estructuradas, cada una de las cuales posee una interpretación semántica que expresa un pensamiento y se puede exteriorizar de modo sensorial. El conjunto infinito de objetos interpretados semánticamente constituye lo que se ha dado en llamar el “lenguaje del pensamiento”: el sistema cognitivo que recibe expresiones lingüísticas que pasan al razonamiento, la deducción, la previsión y otros procesos mentales y que, al exteriorizarse, pueden ser empleadas para la comunicación y otras interacciones sociales. En mayor medida, el uso del lenguaje es interno (pensar en lenguaje).

-¿Podrías desarrollar el concepto de lenguaje interno?

-Ahora sabemos que, aunque el habla es la forma común de exteriorización senso-motriz, también puede ser un símbolo o una sensación física, lo cual implica reformular ligeramente el Desafío de Galileo. Este requisito fundamental tiene que ver con el modo en que el desafío está expuesto, que es en términos de producción de expresiones. Formulado así, el Desafío pasa por alto algunos conceptos básicos. La producción, como la percepción, accede al lenguaje interno, pero no se puede identificar con él. Debemos distinguir el sistema interno de conocimiento de las acciones que acceden a él. La teoría de la computabilidad nos permite establecer esa distinción, que es sustancial y común en otros ámbitos.

Piensa, por ejemplo, en la competencia aritmética humana. Cuando se trata de estudiarla, se distingue normalmente ente el sistema interno de razonamiento y las acciones que acceden a él, como la multiplicación de números en nuestra mente, una acción que implica diversos factores que van más allá del pensamiento intrínseco, como los límites de la memoria. Lo mismo sucede con el lenguaje. La producción y la percepción acceden al lenguaje interno pero conllevan otros factores, como la memoria a corto plazo. Estas ideas empezaron a estudiarse con atención en los primeros momentos en que se tomó el Desafío de Galileo, ahora reformulado con el lenguaje interno en el centro de la cuestión, en tanto que sistema cognitivo al que acceden la producción y percepción reales.

¿Significa esto que hemos resuelto el misterio del lenguaje interno? El propio concepto todavía es cuestionado en algunos ámbitos, a pesar de que, aparentemente, haya una amplia aprobación por parte de la mayoría de la comunidad científica.

Se han dado importantes progresos en entender la naturaleza del lenguaje interno, pero su uso libremente creativo todavía es un misterio. Y ello no sorprende. En un estudio reciente y vanguardista que trata casos más simples de acción voluntaria, dos grandes estudiosos de la neurociencia, Emilio Bizzi y Robert Ajemian, mantienen que hemos empezado a conocer algunas cosas sobre la marioneta y los hilos, pero el titiritero permanece envuelto en misterio. Esto es todavía más cierto cuando se trata de actos tan creativos y de uso diario como el lenguaje; la única capacidad humana que ha asombrado a los fundadores de la ciencia moderna.

A la hora de formular la Propiedad Básica, asumimos que la facultad del lenguaje es compartida entre los humanos. Esta es una idea que parece estar sólidamente asentada. No se conocen diferentes grupos en la capacidad lingüística y las variaciones a nivel individual son marginales. De manera general, las variaciones genéticas entre humanos son bastante escasas, lo cual no resulta sorprendente si tenemos en cuenta los recientes y comunes orígenes de los mismos.

La tarea fundamental del estudio sobre el lenguaje es determinar la naturaleza de la Propiedad Básica: el legado genético que subyace a la capacidad lingüística. En la medida en que se consiga comprender sus propiedades, podremos investigar los lenguajes internos particulares, todos ellos ejemplos de la Propiedad Básica, del mismo modo que cada sistema visual individual es un ejemplo de la facultad humana de la visión. Podemos estudiar cómo se adquieren y se emplean los lenguajes internos, cómo se desarrolla el lenguaje, sus fundamentos genéticos y los modos en que operan en el cerebro humano. Este programa general de investigación se ha llamado Programa biolingüístico. La teoría de la facultad lingüística sobre base genética se llama Gramática Universal y la teoría del lenguaje individual se llama Gramática Generativa.

-Pero los idiomas varían enormemente de unos a otros. ¿Cuál es la relación entre la Gramática Generativa y la Gramática Universal?

-Las lenguas parecen extremadamente complejas y radicalmente diferentes entre ellas. De hecho, hace 60 años, existía la creencia entre lingüistas profesionales de que los idiomas podrían variar de manera arbitraria y cada uno debe ser estudiado sin prejuicios. La misma visión se tenía en aquella época sobre los organismos en general. Muchos biólogos estarían de acuerdo con la conclusión del biólogo molecular Gunther Stent de que la variabilidad de organismos es tan libre como para constituir casi “una infinitud de particulares que deben tratarse caso por caso”. Cuando la comprensión es mínima, tendemos a ver una variedad y complejidad extremas.

No obstante, se ha aprendido mucho desde entonces. Desde el punto de vista de la biología, se reconoce ahora que la variedad de formas de vida es limitada, tanto que la hipótesis de un “genoma universal” ya ha dado serios avances. Mi impresión es que la lingüística ha seguido un camino similar, y defenderé esa postura científica con respecto al estudio del lenguaje en nuestros días.

La Propiedad Básica concibe el idioma como un sistema computacional, por lo que cabe esperar que se observen las condiciones generales para la eficiencia computacional. Un sistema así consiste en una serie de elementos atómicos y reglas para la creación de elementos más complejos. Para la creación del lenguaje del pensamiento, los elementos atómicos son como las palabras, pero no son palabras; para cada idioma, este elemento es el léxico. Comúnmente, las unidades léxicas son percibidas como productos culturales, que varían enormemente con la experiencia y que se vinculan con entidades exteriores a la mente (objetos que están completamente fuera de nuestro cerebro, como un árbol al otro lado de una ventana). Esta premisa se puede observar en el título de algunas obras básicas, como el influyente estudio de W. V. Quine Palabra y objeto. Si lo examinamos con mayor cuidado, descubriremos una imagen muy diferente y que plantea numerosos misterios. Pero dejemos eso por un momento, y hablemos del proceso computacional.

Evidentemente, trataremos de encontrar el proceso computacional más simple y coherente con la información relativa al lenguaje, por motivos que son implícitos dado el objetivo fundamental de la investigación científica. Hace tiempo que se reconoce que la simplicidad en la teoría conduce directamente a una mayor profundidad explicativa. Una versión más concreta de esta búsqueda de la comprensión la encontramos gracias a una conocida máxima de Galileo que ha servido de guía para la ciencia desde los tiempos modernos: la naturaleza es simple y es tarea de los científicos demostrarlo, desde el movimiento de los planetas, hasta el vuelo de un águila, el funcionamiento interno de una célula o el desarrollo del lenguaje en el cerebro de un niño. Pero la lingüística posee una motivación adicional propia para tratar de buscar la teoría más simple. Esta ciencia debe enfrentarse al problema de la adaptabilidad evolutiva. No  se sabe mucho sobre la evolución del humano moderno, pero los pocos hechos que están consolidados, y otros que se han dado a conocer recientemente, son muy sugerentes y se ajustan a la conclusión de que la facultad del lenguaje es casi óptima para un sistema computacional, lo cual es el objetivo al que deberíamos aspirar, sobre la base de fundamentos puramente metodológicos.

-¿Existía el lenguaje antes de la aparición del Homo sapiens?

-Una realidad que parece completamente consolidada es, como ya he dicho, que la facultad del lenguaje es una capacidad propia de la especie humana que se muestra invariable en diferentes grupos humanos (y, además, atendiendo a sus características esenciales, única en el ser humano). Se desprende de ello que esta facultad apenas ha evolucionado desde que los grupos humanos se separaron unos de otros. Estudios en torno a la genómica publicados recientemente sitúan ese momento no mucho después de la aparición del humano anatómicamente moderno, hace 200.000 años aproximadamente, quizás 50.000 años más tarde, cuando el grupo San de África se separó de otros humanos. Algunas pruebas indican que podría incluso haber sido algo antes. No existe indicio de algo similar al lenguaje humano o de actividades simbólicas antes de la aparición de los seres humanos modernos, el Homo sapiens sapiens. Esto nos lleva a pensar que la facultad del lenguaje aparece junto con el ser humano moderno, o no mucho después (un momento muy breve en la historia de la evolución). Y  por consiguiente, la Propiedad Básica debería ser de gran sencillez. Esta conclusión se adapta a los descubrimientos llevados a cabo en los últimos años en torno a la naturaleza del lenguaje, lo cual supone una convergencia bien recibida.

Los descubrimientos sobre la temprana separación de los pueblos San son altamente sugerentes, ya que estos poseen lenguajes exteriorizados que son significativamente diferentes. A pesar de las pequeñas excepciones, sus idiomas son el mismo lenguaje con chasquidos fonéticos y correspondientes adaptaciones en el tracto vocal. La explicación más plausible para estos hechos, tal como ha sido expuesta y desarrollada por el lingüista holandés Riny Huijbregts, es que la tenencia del lenguaje interno es anterior a la separación de estos grupos, que a su vez precedió a la exteriorización, la cual se dio de manera diferente en los distintos grupos. La exteriorización parece estar asociada a las primeras señales de comportamiento simbólico, según los estudios arqueológicos, tras la separación. Si tenemos en cuenta todas estas observaciones, parece que nos acercamos a un punto en la búsqueda de la comprensión en el que las razones de la evolución del lenguaje se puedan exponer de maneras que hasta hace poco tiempo eran inimaginables.

-¿Cuándo se hacen evidentes las propiedades universales del lenguaje?

-Las propiedades universales del lenguaje comenzaron a evidenciarse tan pronto como se empezó a avanzar en la construcción de las gramáticas generativas, incluidas aquellas que eran muy simples pero nunca se habían advertido y que son bastante sorprendentes (un fenómeno común en la historia de las ciencias naturales). Una de estas propiedades es su dependencia estructural: las reglas que producen el lenguaje del pensamiento atienden solamente a propiedades estructurales y no adopta propiedades de la señal exteriorizada, ni siquiera propiedades muy sencillas como el orden lineal.

Para mostrarlo, pensemos en la oración “los pájaros que vuelan instintivamente nadan”. Tiene un significado ambiguo: el adverbio instintivamente puede estar vinculado al verbo anterior (vuelan instintivamente) o al siguiente (instintivamente nadan). Supongamos ahora que extraemos el adverbio de la frase y formamos la oración “instintivamente, los pájaros que vuelan nadan”. Así se resuelve la ambigüedad: el adverbio se interpreta vinculándolo con el verbo nadar, más lejano teniendo en cuenta el orden lineal, pero más cercano estructuralmente, y no con el verbo volar, que es más cercano según el orden lineal pero más lejano en términos de estructura. La única interpretación posible (los pájaros nadan) es la antinatural, pero no importa. Las normas se aplican necesariamente, independientemente del significado o del hecho. Lo que resulta asombroso es que las normas pasan por encima del simple cálculo de distancia lineal y siguen un cálculo mucho más complejo de distancia estructural.

La dependencia estructural está presente en todos los idiomas, lo cual es algo muy sorprendente. Además, se sabe sin necesidad de pruebas de peso, ya que se muestra evidente como en el caso que acabo de emplear y muchos otros. Algunos experimentos muestran que los niños pueden entender el carácter estructuralmente dependiente del lenguaje tan pronto como se puede comprobar, en torno a los tres años de edad, y no cometer errores (sin, por supuesto, que se les haya enseñado). Podemos estar seguros, por lo tanto, de que la dependencia estructural se deriva de los principios de la Gramática Universal que se encuentran en las propias raíces de la facultad humana del lenguaje. Existen indicios que soportan la teoría de que la dependencia estructural es un verdadero universal lingüístico, primariamente vinculado al diseño del lenguaje. Un estudio realizado en Milán hace una década por Andrea Moro mostró que los idiomas inventados que observan el principio de la dependencia estructural provocan la activación normal de las áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, mientras que otros sistemas más simples que emplean el orden lineal, sin mantener el principio estructural, causan una activación más difusa, lo cual indica que los sujetos de estudio trataban esos idiomas como rompecabezas y no como lenguaje. Resultados similares se desprendieron del estudio realizado por Neil Smith y Ianthi Tsimpli en torno a un sujeto deficiente a nivel cognitivo pero especialmente dotado a nivel lingüístico. También dieron en señalar una interesante observación que supone que las personas con capacidades cognitivas medias pueden resolver un problema si se les presenta como un rompecabezas, pero no si se les presenta como un idioma, presumiblemente activando la facultad del lenguaje.

La única conclusión posible, por lo tanto, es que la dependencia estructural es una característica propia de la facultad del lenguaje; un elemento de la Propiedad Básica. ¿Pero por qué es así? Solo hay una respuesta posible y, afortunadamente, es la respuesta que buscamos por razones generales: las operaciones computacionales del lenguaje son las más simples posible. De nuevo, ese es el resultado que esperamos obtener sobre una base metodológica y a la luz de las pruebas sobre la evolución del lenguaje que ya hemos mencionado.

-¿Qué sucede con la llamada doctrina representacional del lenguaje? ¿Qué la hace una mala idea para aplicarla al lenguaje humano?

-Como ya he dicho, el punto de vista convencional es que los elementos atómicos del lenguaje son productos culturales y que los más básicos (aquellos que se emplean para referirse al mundo) están asociados a entidades exteriores a la mente. Esta doctrina representacional fue adoptada casi universalmente en los tiempos modernos y parece servir asimismo para la comunicación animal: la llamada de un mono, por ejemplo, está asociada a eventos físicos específicos. Pero es rotundamente falsa para el caso del lenguaje humano, tal como se reconoció ya en la Grecia clásica.

Para mostrarlo, tomemos el primer caso de discusión en la filosofía pre-socrática, el problema de Heráclito: ¿Cómo se puede cruzar dos veces el mismo río? En otras palabras, ¿por qué dos apariencias se entienden como dos estadios del mismo río? Los filósofos contemporáneos sugirieron que el problema se soluciona si entendemos el río como un objeto de cuatro dimensiones. Pero así, sólo se conseguía reformular el problema: ¿por qué este objeto y no otro diferente, o ninguno?

Cuando atendemos a esta cuestión, abundan los enigmas. Supongamos que invertimos el curso del río. Todavía es el mismo río. Imaginemos que el producto que fluye es un 95% arsénico por culpa de las fugas de una empresa situada río arriba. Todavía es el mismo río. Lo mismo contestaríamos si imaginásemos otros cambios radicales del objeto. Por otro lado, con cambios sutiles ya dejaría de ser un río. Si en sus márgenes se construyen unas barreras y se emplea para el tránsito de petroleros, ya no es un río, sino un canal. Si su superficie sufriese un cambio y se endureciese, si se pintase una línea en medio y se emplease para ir a la ciudad cada día, entonces sería una autovía y no un río. Bien pensado, descubrimos que lo que constituye un río depende de construcciones y acciones mentales. Lo mismo sucede incluso, de forma general, con los conceptos más elementales: árbol, agua, casa, persona, Londres… o, de hecho, cualquier de las palabras básicas del lenguaje humano. Radicalmente, y a diferencia de los animales, los elementos del lenguaje y el pensamiento humano contradicen la doctrina representacional.

Además, el intricado conocimiento de los medios de, incluso, las palabras más simples (dejemos otras aparte) se adquieren prácticamente sin experiencia. En los periodos álgidos de la adquisición del lenguaje, los niños aprenden sobre una palabra cada hora, esto es, una representación. Debe ser, por lo tanto, que el rico significado de incluso las palabras más elementales es substancialmente innato. El origen evolutivo de tales conceptos es un completo misterio, uno que quizás no se pueda resolver con los medios disponibles hoy en día.

-Por lo tanto, debemos diferenciar el habla del lenguaje, ¿no es cierto?

-Volviendo al Desafío de Galileo, debe reformularse para distinguir lenguaje y habla, para distinguir la producción del conocimiento interno (este, siendo un sistema computacional interno que produce un lenguaje del pensamiento; un sistema que puede ser sorprendentemente simple y confirmaría lo que sugieren los estudios evolutivos). Un segundo proceso elaboraría las estructuras del lenguaje a uno u otro sistema sensorial o motor para su exteriorización. Estos procesos parecen ser el centro de gravedad de la complejidad y variedad del comportamiento lingüístico y su mutabilidad a lo largo del tiempo.

Existen ideas recientes muy sugerentes sobre el fundamento neuronal de las operaciones del sistema computacional y sus posibles orígenes evolutivos. El origen de los átomos de la computación, no obstante, es todavía un misterio, al igual que una cuestión principal que ocupó a aquellos que formularon el Desafío de Galileo: la cuestión cartesiana de cómo el lenguaje puede ser empleado de su forma creativa normal, de un modo apropiado para determinadas situaciones pero no provocado por ellas, de formas que se incitan pero no se imponen, en términos cartesianos. Este misterio se aplicaría incluso para las formas más simples de movimiento voluntario, como hemos dicho anteriormente.

Han sido muchos los avances en el estudio del lenguaje desde que empezó el programa biolingüístico. Es justo decir, en mi opinión, que se ha avanzado más en el estudio de la naturaleza del lenguaje y de una variedad muy amplia de lenguajes tipológicamente distintos, que en los 2.500 años de historia de estudio sobre el lenguaje. Pero, como sucede a menudo con las ciencias, cuanto más aprendemos, más descubrimos lo que ignoramos. Y más desconcertante parece.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Stuart Hall, “Codificación y descodificación en el discurso televisivo”

Stuart Hall nació en Kingston, Jamaica, en 1932; se instaló en Londres a comienzos de los cincuenta, y en esa ciudad murió en 2014. Junto a Raymond Williams, Richard Hoggart y E. P. Thompson, este sociólogo fue uno de los principales referentes de la corriente denominada “Estudios culturales”. En 1964 se creó el Centre for Contemporary Cultural Studies en la Universidad de Birmingham y rápidamente Hall se integró a su equipo de investigación; más tarde y por una década, entre 1968 y 1979, sería su director.

Codificación y descodificación en el discurso televisivo”, de 1972, es uno de sus ensayos más conocidos y citados. Sostiene la presentación: “Este legendario texto puso por primera vez en el centro del debate sobre comunicación la cuestión de la asimetría en los procesos de codificación y descodificación en las posiciones de emisores y receptores en la comunicación de masas. Analizando cómo los significados denotados tienen muy diversas funciones y pueden ocultar unos de otros los aspectos para cada audiencia, y cómo los significados connotativos se extienden en aspectos ideológicos, sociales y culturales que deben entenderse para comprender los mensajes, el autor proporciona ejemplos de televisión y alerta sobre el peligro del excesivo formalismo en el estudio de la comunicación de masas, pero recomienda también hacer distinciones precisas en los diferentes procesos expresivos e interpretativos de los mensajes comunicativos”.

El texto completo puede leerse aquí.


jueves, 15 de septiembre de 2016

La Antropología filosófica de Ernst Cassirer

Ernst Cassirer (Polonia, 1874 - Nueva York, 1945) fue un filósofo que formó parte de la corriente neokantiana de la escuela de Marburgo. Su escrito  más ambicioso fueron los tres tomos de su Filosofía de las formas simbólicas, publicada entre 1923 y 1929. Esas muchas páginas pueden sintetizarse en una afirmación tan breve como trascendente: “El hombre es un animal simbólico”.


Exiliado en los Estados Unidos, él mismo elaboró un compendio de esa obra que editó en 1944 bajo el título de Antropología filosófica, cuya traducción el Fondo de Cultura Económica de México publicó un año más tarde.

El libro puede leerse completo aquí.


miércoles, 31 de agosto de 2016

Charles Sanders Peirce, La ciencia de la semiótica

"(...) Acentuamos el hecho de que la semiótica se propone el análisis de la dimensión significante de todo hecho desde el momento en que se asigna su pertinencia: el régimen de determinaciones objetivas que hacen significativo a lo real. Todo aquello hacia lo que apunte su mira conceptual se convierte desde ese momento en objeto semiótico, como si lo hubiese tocado el rey Midas. Se propone así como una teoría de lo ideológico, a poco que se acepte que los ‘sistemas de representaciones colectivas’ no preexisten como objetos científicos a menos que estén determinados teóricamente como tales. Sólo se podrán reproducir racionalmente los procesos objetivos de la metabolización significativa de lo existente, aceptado que lo ideológico no es una práctica, sino una dimensión, teóricamente determinada, de cualquier práctica social. Tampoco es un ‘nivel’ de significación, sino la condición de posibilidad de existencia de cualquier nivel de significación (…)", sostiene en el prólogo Armando Sercovich.

La ciencia de la semiótica (Buenos Aires, Nueva Visión, "Colección de semiuología y epistemología", 1974) fue durante mucho tiempo la única selección en castellano de los escritos de Charles Sanders Peirce a la que los lectores argentinos podían, con gran esfuerzo, tener acceso. Se puede leer completa aquí.


Heriberto Muraro, "Comunicación y teoría sociológica"

En 1977 el especialista argentino Heriberto Muraro (Buenos Aires, 1937) publicó una selección de textos llamada La comunicación de masas (Buenos Aires, Centro Editor de América latina, “Los fundamentos de las ciencias del hombre”) que reunía una serie de textos de autores clásicos de los estudios de la comunicación, que por entonces no gozaban de la popularidad que sí tienen en la actualidad. 

La selección estaba antecedida por un interesante prólogo que escribió el compílador, introductorio a la materia, titulado “Comunicación y teoría sociológica”, que puede leerse aquí.


Roland Barthes, "Retórica de la imagen" y "El mensaje fotográfico"

“(…) Ahora bien, aun cuando la imagen sea hasta cierto punto límite de sentido (y sobre todo por ello), ella nos permite volver a una verdadera ontología de la significación. ¿De qué modo la imagen adquiere sentido? ¿dónde termina el sentido? Y si termina, ¿qué hay más allá? Tal lo que quisiéramos plantear aquí, sometiendo la imagen a un análisis espectral de los mensajes que pueda contener. 

Nos daremos al principio una facilidad considerable: no estudiaremos más que la imagen publicitaria. ¿Por qué? porque en publicidad la significación de la imagen es sin duda intencional: lo que configura a priori los significados del mensaje publicitario son ciertos atributos del producto, y estos significados deben ser transmitidos con la mayor claridad posible; si la imagen contiene signos, estamos pues seguros que en publicidad esos signos están llenos, formados con vistas a la mejor lectura posible: la imagen publicitaria es franca, o, al menos, enfática. (…)”  

Para la semiología europea, que sigue la tradición de la lingüística, la formalización del estudio de los signos visuales en general y la fotografía en particular supuso un desafío. La “Retórica de la imagen” de Roland Barthes es sin duda un aporte invalorable en ese sentido, que ya forma parte obligada de la bilbliografía de respaldo para quienes se inician en esa problemática. Puede leerse completo aquí

Y aquí otro ensayo del mismo autor, "El mensaje fotográfico", una suerte de continuidad conceptual del anterior aunque aplicado en este caso a la fotografía del periodismo.


El número 4 de la revista Communications, "Recherches sémiologiques"

Elaborado en el marco del Centro de Estudios de la Comunicación de Masas, como parte de la École Pratique des Hautes Études de Francia, en 1964 la editorial Seuil publicó en París el número cuatro de la revista Communications. La entrega tenía una orientación temática única, y fue colocada bajo el título general de “Recherches Sémiologiques” (Investigaciones semiológicas).

La entrega abre con una breve introducción y cierra con una bibliografía crítica general del área; compila centralmente cinco artículos. El primero, el más extenso y significativo puesto que traza una suerte de programa de investigación para el desarrollo de la semiología, es el clásico de Roland Barthes llamado “Elementos de semiología”. Le siguen dos ensayos destinados a la semiología literaria: “El mensaje narrativo” de Claude Bremond y “La descripción de la significación en literatura” de Tzvetan Todorov. Los sigue “Retórica de la imagen”, de Barthes, un trabajo pionero para el estudio de la imagen fotográfica desde la perspectiva de la semiología (algunas ediciones posteriores de la revista al igual que sus traducciones al castellano sumaron otro artículo de Barthes de temática similar: “El mensaje fotográfico”). El último es “El cine: ¿lengua o lenguaje?”, de Chistian Metz.

Desde el momento de su aparición Comunicaciones 4 se convirtió en un texto clave y fundante de los estudios semiológicos. Se lo puede leer completo aquí en su lengua original. 


El número de la misma publicación dedicado al “Análisis estructural del relato”, en su versión castellana de la colección “Comunicaciones”, dirigida por Eliseo Verón para la editorial porteña Tiempo Contemporáneo, se encuentra completo aquí