jueves, 21 de noviembre de 2019

Cenicienta desempolvada


Ensayo semiológico

Trabajo práctico

Segundo cuatrimestre de 2019

Título: Cenicienta desempolvada

Autora: Laura Micaela Torres

Los cuentos tradicionales son innumerablesaquí se tomará uno de ellos, Cenicienta, que pertenece a la amplia serie de cuentos de hada.

Un cuento de hadas es una historia ficticia que puede contener personajes fantásticos -tales como hadas, duendes, elfos, brujas, sirenas, troles, gigantes, gnomos y animales parlantes, así como encantamientos, bestias, bosques y/o castillos encantados- normalmente representados en una secuencia inverosímil de eventos, por lo menos desde una consideración realista.

Cenicienta es un cuento escrito por el francés Charles Perrault hacia 1697, de su historia se conocen muchas versiones, entre ellas la de los hermanos Grimm y el largometraje que realizó Walt Disney en 1959 donde se difundió la versión más conocida del cuento. Respecto a esto último, se puede señalar que a partir de que la industria del entretenimiento y los medios de comunicación comenzaron a realizar este tipo de adaptaciones, la  ideología, los estereotipos y las imposiciones sociales basadas en el género, se impusieron de manera más natural y cotidiana.

Los personajes de estos cuentos son, en su mayoría, “arquetípicos”, es decir, se corresponden con una concepción modélica a seguir, con unas características fijas. Por ejemplo, la niña buena la madrastra mala, el príncipe valiente, que son personajes que aparecen en Cenicienta. 

Estos cuentos, que en principio eran para los adultos, y luego fueron dirigidos a niños, en función de introducirlos en la narrativa o para entretenerlos, tienen una función educativa que refleja ciertos aspectos sobre los valores de una sociedad. En este sentido, Cenicienta es un cuento que enseña valores positivos como la generosidad, el perdón, la bondad, la paciencia, etc., que caracterizan a Cenicienta, pero también aspectos negativos como celos, envidia, maldad, odio, engaño, etc., atribuidos a la madrastra y hermanastras, no es casual que quien porta los valores positivos sea Cenicienta, la mas bella del reino, y que quienes portan características negativas sean las mas feas del reino, hay una intencionalidad a relacionarlo con la conexión entre la espiritualidad, el alma y el cuerpo físico, de acuerdo con esto, las hermanastras son feas porque sus personalidades están caracterizadas por aspectos negativos, es decir, su interior (su alma) es feo, “podrido”, enfermo, y ello se refleja en su exterior (su cuerpo) y, Cenicienta es bella, por lo positivo de sus valores.

Está intencionalidad se vincula también a lo educativo o pedagógico, a modo de “moraleja” Cenicienta guía a que los niños que lean este cuento, puedan observar  esta distinción corporal- espiritual y que, de este modo aprendan diferencias relacionadas con el bien y el mal, por ejemplo, pero también que, al ver que las hermanastras son feas porque odian y envidian, quieran adquirir los valores de Cenicienta, para “ser como ella”.

Cabe señalar que, el hecho de categorizar valores en “positivo” o “negativo” está vinculado con la percepción de la sociedad sobre los mismos, y por otro, en relación al cuento, con lo feo como negativo y lo bello como positivo.

El cuento Cenicienta, también refleja, a modo de espejo, además de los valores morales, los códigos éticos y de comportamiento, que predominan en una sociedad. En Cenicienta, por ejemplo, se puede observar a una doncella, que espera encontrar a su príncipe azul y casarse con él. En cambio, en los cuentos actuales, tanto en “La cenicienta que no quería comer perdices” o en la colección de “Antiprincesas”, estos códigos pretenden guiar a sus lectores a que vean que no solo se debe esperar al príncipe y casarse, sino también, que se pueden tener otras aspiraciones o deseos, que pueden ser casarse o no, y de eso se tratan todos estos cuentos, de las posibilidades, las elecciones y que se pueda elegir la vida feliz que se pretende, cuyas acciones estén motivadas por aspiraciones, deseos y no que los comportamientos y las acciones fundamentales para construir una vida, estén condicionadas por factores externos, como las imposiciones, los estereotipos o “lo que se espera de”.

El cuento de Cenicienta se construye sobre una estructura simple que facilita su compresión casi inmediata, posee un lenguaje simbólico y elementos maravillosos (vestidos hermosos, castillos y seres fantásticos) que atraen a sus lectores, generalmente niños, aunque también estos elementos maravillosos minimizan al máximo los problemas existenciales y son utilizados para resolver conflictos. El mundo mágico, por ejemplo, está muy presente en la transformación de animales y cosas que lleven la historia a una conclusión feliz, y la existencia de personajes con magia que ayudan al protagonista también. En Cenicienta es el hada madrina quien ayuda y a la vez soluciona el problema de Cenicienta de no poder ir al baile, donde también hay una transformación de animales, los ratones y de cosas, las calabazas, este uso de la magia tiene vinculación con que Cenicienta pueda ir al baile, que es la acción fundamental del cuento.

El cuento de la Cenicienta refleja a una doncella que no se rebela ante las injusticias que sufre, tales como ser despojada de sus pertenencias y bienes a manos de su madrastra (vestidos, joyas, etc.) o ser desplazada de su posición social a una que esta, de alguna manera, por debajo de los privilegios y las comodidades de que gozaba, sino que paciente espera por su príncipe azul, quien la sacara de su sufrimiento y agonía. Victima indefensa, Cenicienta solo puede verse libre de su calvario con un príncipe que la salve, y solo puede encontrar la felicidad soñada, casándose con él.

Esta circunstancia, este modo de actuar de Cenicienta la caracterizan como una mujer dócil y humilde, que acata las ordenes que se le dan sin protestar, educada de este modo, no puede hacer más que, como ya se señaló, esperar… esta es, la única solución posible e imaginable.

Por otro lado, Cenicienta es sumisa ante las peticiones de su madrastra y hermanastras, y también ante el príncipe, cuando decide elegirla como esposa. Se observa así, a través de esta caracterización del carácter de Cenicienta, la concepción modelo o arquetípica sobre la mujer en general, y mas particularmente sobre la mujer ama de casa, pues Cenicienta desea que su príncipe azul la reconozca, quiere casarse, vivir en el castillo y comer perdices.

El símbolo particular del zapatito de cristal que sólo calza en el pequeñísimo pie de la protagonista, se revela como aquel símbolo fetichista de la pureza y la sexualidad de las mujeres buenas.

Además, este símbolo particular del zapato de cristal está estrechamente vinculado con los conceptos de buen porte, elegancia, estatus social y un accesorio de determinados ámbitos, como lo es en el cuento, el baile organizado por el príncipe. Pero también, el hecho de que el zapatito de cristal le quede solo a ella es un indicador de que Cenicienta pertenece naturalmente a un estatus social superior, del que no son parte las hermanastras por ejemplo, que es mas bien fingida y que se esfuerzan por ser como Cenicienta.

Se podría decir que todo el cuento en sí mismo es un gran estereotipo, al menos visto desde la actualidad y que, a través de una estructura simple se oculta toda una significación profunda, que encierra un discurso ideológico, político y cultural Prueba de ello son los cambios que recaen sobre estos cuentos y las críticas que se realizan a los mismos.

En la actualidad, las cuestiones referidas a los cuentos tradicionales, la función de estos y, su papel en y para la sociedad han ido creciendo al igual que han surgido diversas estrategias que dan cuenta de ello: la reconstrucción de estos cuentos, con diferentes perspectivas y espacios, y también, la reconstrucción de la figura de princesas a través de, por ejemplo, la noción, nueva, de antriprincesas.

La colección de libros “Antriprincesas”  fue pensada por Nadia Fink y publicada en Argentina en 2015, por la Editorial Chirimbote.

En estos cuentos, no hay madrastras malas, ni zapatitos perdidos, tampoco sapos o doncellas dormidas que besar en nombre del amor romántico, en las “Antiprincesas” las protagonistas son mujeres luchadoras y protagonistas de sus propias historias. Son mujeres de "carne y hueso", inteligentes, que se atreven a romper los moldes de su época y que están decididas a hacer lo que desean hacer, sin quedarse en los lugares que estaban destinados para ellas o que se les imponían.

El mundo cambió y cada vez son más las voces que señalan los problemas de seguir mostrándole a niños y niñas que las mujeres son damiselas de cintura pequeña y pelo largo que necesitan ser rescatadas por un príncipe azul.


Las “Antiprincensas” Frida Khalo y Violeta Parra se dedicaban al arte popular. Juana Azurduy luchó por la liberación del Virreinato del Río de la Plata. Clarice Lispector y Alfonsina Storni nos permiten hablar del oficio de escribir. Ahora, las niñas tienen otras opciones, pueden elegir si quieren ser una Cenicienta que espera la llegada de su príncipe azul, o si quieren luchar sus propias batallas y construir sus historias por ellas mismas, y para ellas mismas.  

Asimismo, los cuentos tradicionales han sido retomados y modificados o adaptados según las nuevas necesidades pedagógicas o en general de los cambios que van surgiendo en la sociedad contemporánea.

Los discursos de los cuentos que tratan de rompen con la socialización diferenciada de género como La Cenicienta que no quería comer perdices, cuento escrito por Nunila López Salamero, transgreden los estereotipos establecidos y tratan de mostrar una sociedad más igualitaria.

El cuento en sí, trata de ofrecer una visión de las mujeres, sobre los deseos que se les ha enseñado a tener y las vidas sumisas y silenciosas que han llevado. Sigue habiendo una estructura simple, pero se han eliminado los elementos maravillososreemplazados por una estrategia técnica como el humor y la ironía , y en consecuencia, la historia se ha vuelto más real, más cercana y presenta un nuevo modelo de protagonista, la mujer cambió su papel de víctima indefensa a la espera del valiente y honrado príncipe a un personaje que se cuestiona y se pregunta si sus elecciones son lo que realmente quería o si ha caído en la ideología hegemónica del momento y si, presionada por la sociedad, ha hecho lo que se esperaba que haga.

La protagonista principal de este cuento es Cenicienta, una mujer que tras mucho intentarlo consigue ir al baile que ofrece el príncipe en su palacio, pero una vez que se casa con él, descubre que la vida junto a un príncipe no era como ella se la imaginaba, que no es feliz, que se siente sola, pues el príncipe no le presta ninguna atención, reprimida y poco valorada.

A lo largo de la historia se observa que Cenicienta va evolucionando, comienza siendo el estereotipo de mujer oprimida y sumisa que ha dejado de lado sus ilusiones y sus deseos por someterse a los de su marido, pero tanto su carácter como su forma de ser y de relacionarse con los demás se van transformando con ella, tras abandonar al príncipe y comprender que no necesita de nadie para ser feliz decide vivir su vida a su manera sin tener en cuenta lo que de ella se espera ni tratar de cumplir con las pautas establecidas.

Solo como un símbolo de este hecho aparece el tema de las perdices. Es un símbolo muy importante también en los cuentos clásicos, que representan la felicidad y el casamiento. Sucede que a este príncipe le encantan, y que ella le debe cocinar, a pesar de que no le agradan en absoluto (pues es vegetariana).

Así, como las reconstrucciones de los cuentos, los estudios Disney comenzaron un delicado proceso en el que van modificando, cambiando, a algunos de sus personajes más queridos. La audiencia no está dispuesta a admitir  un bloque uniforme y formateado de historias de mujeres débiles y parecidas entre sí, con títulos como Frozen, Moana, Valiente, se ha tratado de implementar estas nuevas perspectivas y nuevas exigencias.

También, películas como La bella y la Bestia, Maléfica (personaje malvado que pertenece al cuento de La bella durmiente), Caperucita roja, y de alguna manera menos fuerte como las anteriores Cenicienta, han sido nuevamente producidas, respetando e incluyendo la gran aglomeración de cambios sociales, políticos y pedagógicos presentes en la contemporaneidad, por ejemplo, a muchas se le ha dado un cambio de perspectiva, Maléfica ya no es la bruja malvada que por celos y envidia hechiza a la hija del rey, sino que es una mujer deshonrada y traicionada, al estilo de Medea, que busca venganza por la traición de su enamorado.

Los cuentos de hadas son una expresión popular que ha reflejado el sentir colectivo de una sociedad a lo largo del tiempo, y es por ello que presenta unos estereotipos, que en la actualidad están siendo cuestionados, tales como la sumisión de Cenicienta al príncipe y a su madrastra, es decir, la sumisión general de la mujer frente a otros, o que la felicidad de la vida de una mujer, y de Cenicienta, dependen del matrimonio.

Este tipo de conductas en la actualidad quedan obsoletas, porque se aspira a que haya más de una perspectiva, que se sepa que hay más posibilidades y los roles de los personajes pueden cambiar con los tiempos para adaptarse a las nuevas normas sociales, como podemos ver en la mencionada La Cenicienta que no quería comer perdices. 


miércoles, 20 de noviembre de 2019

¿Habrá "gato" para rato?

Ensayo semiológico

Trabajo práctico

Segundo cuatrimestre de 2019

Título: ¿Habrá gato para rato?

Autora: Sofía Pavesi

Desprovista de toda connotación, la palabra gato remite al felino, pero, como toda cosa en este mundo, los animales también caen bajo el yugo subjetivo de la mirada humana. La productividad de su connotación tiene amplísimas fronteras, sus acepciones podrían encontrar un sentido tanto en la brujería o mala suerte medieval europea como en la jerga política argentina del siglo XXI.

El discurso político es a menudo de difícil decodificación, no sólo porque el funcionamiento de las gestiones gubernamentales no es sencillo de transmitir o de ser comprendido por los ciudadanos alejados de la política representativa, sino, y, sobre todo, porque suele ocultar más de lo que muestra públicamente. Quizás para allanar este camino, la capacidad de síntesis que suele presentar la cultura popular haya tomado las figuras políticas argentinas como objeto de reiteradas vinculaciones con animales a lo largo de la historia. Al respecto, en una nota dada al diario Perfil, el autoproclamado creador de Macri gato, Matías Mustacciolo, recuerda que el mecanismo connotativo en cuestión no es novedoso, "A Néstor se le decía pingüino, a Onganía la morsa, a Illia la tortuga. ¡Incluso a CFK la llamaban la yegua! Tampoco es la primera vez que este animal entra en la política argentina: Perón decía que el peronismo era como una bolsa de gatos. El “Macri gato” explotó como un fenómeno viral que trasciende lo “gato” y trasciende a Macri: está cargado de muchos simbolismos." Esta última afirmación se destaca, pues, frente a las metáforas históricamente tan comunes en Argentina, cabe preguntarse si "lo gato” que acompaña el apellido del actual presidente implica, en realidad, una trascendencia distinta.

Abarcar todas las connotaciones de las que ha sido objeto sería una tarea muy dificultosa, sin embargo, se torna inevitable prestar especial importancia a una en particular: cierta convención vincula “gato” con el concepto de vigilancia.

De acuerdo con las características del animal, pareciera coherente pensar el término en relación a la vigilia nocturna, aunque la implicancia semántica es mucho más directa y clara. El denominado “lenguaje tumbero” ofrece una explicación. En las cárceles llaman “gato” al obsecuente del jefe del pabellón, quien ejerce autoridad no para él, sino para los miembros de mayor jerarquía, “Macri sería el gato de alguien más: de Trump o de las empresas, según a quién se le pregunte”, afirma Mustacciolo.

Es cierto que, si hablamos de Mauricio Macri, la tentación de poner en foco el histórico lazo entre la derecha y la vigilancia se hace difícil de rehusar y, por supuesto, también es verdad que se trata de una relación peyorativa. Esas no son las reflexiones más interesantes si desvían la atención hacia la manera en que su destinatario lo recibe, esto es ¿qué piensa Macri sobre su impuesta condición de gato?

Los integrantes de Propuesta Republicana (PRO) son activos usuarios de las redes sociales, que usan para comunicar su mensaje político. Es a través de Instagram que el presidente calificó su apodo de "muy ocurrente" con cierto agrado, pero, a la luz de las numerosas significaciones que caracterizan la palabra, es factible pensar que esta actitud no responde más que a la puesta en acción del mito burgués en términos de Roland Barthes. Así, la adjetivación pone en funcionamiento un mecanismo doble, por un lado, el presidente asume la significación del epíteto como algo vagamente negativo -de otro modo, su declaración sería impertinente-, pero esa misma vaguedad es también compensatoria, ya que permite deshistorizar el término. Difícilmente premeditada, la “ocurrencia” es siempre espontánea, por lo que el término descripto de este modo parece carecer de segundas intenciones o, por lo menos, de intenciones demasiado racionalizadas. Como consecuencia, el procedimiento de la “vacuna” ha sido efectivo, se ha admitido cierta probable negatividad en pos de rescatar la cercanía que generan los apodos y el carácter despectivo queda sin soporte. Así, el significado de gato resulta tan vacío como su connotación, la vinculación con el lenguaje carcelario no pasa ni remotamente por el pensamiento del mandatario, quien no contento con sus declaraciones cibernéticas, a principios de 2019 aprovecha un acto oficial en la localidad de Roque Pérez (Buenos Aires) para presumir, también con picardía, la coincidencia entre su apodo y el lugar geográfico en el que desarrolla su anuncio, Arroyo El gato. Mucho más cerca del presente, a comienzos de noviembre, tras perder las elecciones, el actual presidente encabezó un encuentro de gabinete que aprovechó para mostrar cierta expectativa respecto del futuro de su carrera política a pesar de la derrota. Como estrategia discursiva recurrió a su apelativo para romper la tensión: “…no me voy a ir a ningún lugar. Hay Mauricio para rato. O debería decir: hay Gato para rato”, bromeó.

Desde el comienzo de la gestión presidencial hasta la actualidad, la cantidad de episodios mediáticos que otorgan importancia al seudónimo podrían llenar varias páginas, pero arribarían todos al mismo resultado: tanto Macri como sus seguidores lo festejan.

Macri gato, la marca

Las nuevas tecnologías mediáticas no sólo son contenedoras de información, sino que ejercen una dinámica influencia sobre sus usuarios. Se trata de un abstracto -o quizás, muy concreto- comercio de ideas. Al respecto, el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky observa el nacimiento de un nuevo tipo de comunicación política en Estados Unidos alrededor de los años '50, que bien podría reinterpretarse a través de la actual dinámica tecnológica. Según explica, luego del marketing comercial, el marketing político pretende vender un "producto" con métodos de seducción que involucran, entre otras estrategias, una aparente sinceridad o simplicidad, ¿no es esto, acaso, lo que hace Macri al compartir su simpatía respecto al seudónimo en redes sociales o al comentarlo para romper la formalidad de actos políticos?

No es casual que el joven diseñador gráfico arriba nombrado salga en numerosos medios como una especie de héroe social por haber creado una página web sobre el tema, y denominar Macri gato como “marca propia”. Un titular de tantos, publicado en agosto de 2017, destaca sus dichos: "Soy el responsable del triunfo de Cambiemos en todo el país". Aunque se trate de una nota incorporada a la sección "Humor político" (Infobae), como toda broma tiene cierto contenido de verdad pues, si bien el muchacho no ha inventado el apodo, sí su difusión como producto on line al que atribuye efectos políticos.

Una de las características centrales de la publicidad es generar identificación entre usuario y mensaje, esto es, entre consumidor y producto. El vínculo es de una necesidad inventada, pero tan bien, que su apariencia es verosímil por completo. Ahora, si se toma Macri gato como una marca, es decir, como producto del marketing político argentino, la “necesidad inventada” se tornará, quizás, un poco más realista y jugará un rol muy importante. En tal sentido, cabe una breve retrospectiva: es posible afirmar que la mediatización viral de gato como adjetivo del presidente tuvo origen en una oposición al oficialismo con intenciones de atacar su imagen ideológicamente. Frente a ello, es posible que, si bien las intenciones insultantes fueran claras, no así su específico contenido connotativo, por lo que puede pensarse que gato implicara una calificación extraña para Macri que, incapaz de imaginar la rareza de lo otro, cual burgués desde la perspectiva barthesiana, sólo advirtió cierta peligrosidad en su identificación con el término.

Podría decirse, entonces, que esta felinidad amenazante de la renovada vitrina mediática, le ofreció las mismas dos alternativas que tiene cualquier consumidor: despreciar la oferta y dejar stock disponible para los demás compradores, o interpretarla como una necesidad y apropiársela para asegurar su efecto, naturalizar su adquisición como rasgo distintivo de su persona.

Sobre el impacto final del procedimiento connotativo en la imagen pública de Mauricio Macri podría escribirse otro artículo, pero no hay dudas de la certeza que sobre el discurso político establece Lipovetski: los publicistas han ganado la partida.